Serta, en el centro de la acción

Tan cerca y lejos. De Portugal conocemos mucho y nada al mismo tiempo. Mucho de ciudades como Lisboa u Oporto, quizá. Nada, casi, de pequeñas poblaciones por las que el tiempo no ha pasado. Un reloj que se detiene en edificios, gastronomía y hasta en la manera de entender las relaciones con los semejantes. Lo han descubierto canadienses, americanos, belgas, franceses y holandeses principales visitantes de esta zona del interior de Portugal; ese país del que ya no nos separa una raya visible y al que, quizá, por su cercanía no hemos prestado suficiente atención.

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