La pieza musical que se considera casi el himno nacional de Austria, y una de las obras musicales clásicas más reconocibles de todos los tiempos, “DANUBIO AZUL”, viene marcando desde su composición hace 150 años, los pasos de los salones de baile de medio mundo.
Texto: Hernando Reyes Isaza
Fotos: Oficina de Turismo de Austria
La música ha sido, es, y será, el más notable esplendor de la que fuera la capital del imperio austro húngaro: Viena. En sus teatros y salas siempre hay conciertos, bailes, y representaciones, siendo pocos los que no se entusiasman con notas y compases clásicos.

Esta ciudad, que expande el espíritu de los Habsburgo en cada esquina; de la archiconocida emperatriz Sissi; de la tarta Sacher, o de Freud, no olvida que en ella también vivieron y trabajaron Mozart, Haydn, Shubert, Beethoven y los Strauss, tanto padre como hijo.

Precisamente sobre estos últimos, en la primavera de 2015, abría en el distrito 9, el “Museo de la dinastía de Johann Strauss” en la calle Müllnergasse, 3.
El museo exhibe una amplia colección de imágenes y archivos de todo el s.XIX: desde el Congreso de Viena hasta la época de la construcción de la Ringstrasse. Diversos puntos de audición permiten, además, escuchar con auriculares tanto obras conocidas como otras menos famosas de la producción de los miembros de la dinastía Strauss tantas veces como se desee y en un ambiente tranquilo.
Del 16-02-17 al 31-12-17 y con motivo del 150 aniversario el museo realiza además una exposición dedicada al contexto histórico que llevó a la composición del vals “Danubio Azul”, sin lugar a dudas la pieza más famosa de Johann Strauss hijo (1825-1899); conviene recordar que el título original en alemán es “An der schönen blauen Donau”.
El “rey del vals”, como cariñosamente se le llama a Strauss hijo, compuso esta pieza en su propia casa de la calle Praterstrasse, 54 donde vivió con su primera mujer Jetty Treffz entre 1863 y 1870. En la vivienda, a parte del mobiliario y los instrumentos del maestro se exhiben también retratos, fotografías y diversos documentos.

Johann, llamado en familia “Shani”, su padre –del mismo nombre-, y sus hermanos Josef y Eduard, conquistaron el mundo con su música. Sus más de 1.500 obras son todavía sinónimo de la música vienesa, ya sea “El Murciélago”, la “Marcha Radetzky” o “El bello Danubio Azul”. Las melodías de sus valses y operetas resuenan en diversas salas de concierto y en el tradicional “Concierto de Año Nuevo”, que tiene lugar cada 1 de enero en la Sala Dorada del Musikverein.

La muestra “El Danubio tan azul” de la Biblioteca de Viena en el ayuntamiento (del 07-12-16 al 12-05-17) trata igualmente la historia y el impacto de esta singular composición de 1867.
Además del museo hay un monumento a Johann Strauss ubicado en el Stadtpark, cerca del Kursalon, en el que un dorado maestro del vals toca el violín. En la ceremonia de su inauguración (1921) actuó la Orquesta Filarmónica de Viena. El “Shani de oro” es en la actualidad uno de los monumentos más fotografiados de Viena.

Johan Strauss está también presente en la “Casa de la Música” del casco antiguo de Viena, cuya tercera planta está dedicada a los “grandes maestros”.

En el Cementerio Central de Viena, y cerca de las tumbas de Beethoven, Schubert, Brahms y Johann Strauss padre, reposan honoríficamente los restos de quien probablemente haya compuesto el vals más famoso de todos los tiempos.
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