Esta ruta que se adentra en la Tarraco más desconocida y natural a través de sus caminos mágicos se alimenta de una red viaria que nos lleva a descubrir cómo se conectaban los pueblos y los campos en la antigüedad
Texto y fotos: Redacción ALTUM
Aquí impera el olor a pinos, a tierra y a mar. Los senderos de los alrededores de Tarragona no solamente son capaces de transportar al caminante a los orígenes de esta provincia catalana sino que se alzan como hilos de la memoria y que guardan secretos de la vida de la capital tarraconense durante siglos de historia.
75 kilómetros por los alrededores de Tarragona
La red ‘Caminos de Tarragona’ es un conjunto de caminos públicos formada por antiguos caminos de carro, de herradura, senderos y otros más actuales. La ruta cuenta con 75 kilómetros señalizados adecuados para caminar, pasear, montar en bicicleta, a caballo y conectar con los paisajes y el patrimonio de los alrededores de esta ciudad. Algunos son viejos caminos reales que unían pueblos, otros dirigían a masías y otros -como el llamado camino de la costa o camino de ronda- tenían como misión vigilar los peligros procedentes del mar y el contrabando.
El itinerario está señalizado con marcas amarillas de continuidad, a excepción de que coincidan con tramos de GR o de PR, donde se conservan las marcas de los itinerarios de la FEEC (Federación de Entidades Excursionistas de Cataluña), blanca y roja por los GR y blanca y amarilla en el caso de los PR.
La llamada Anilla Verde
El más completo de todos los caminos de esta red es la Anilla Verde, un sendero de 34 kilómetros que puede hacerse a pie o en bicicleta y une la desembocadura de los ríos Francolí y Gaià.
El proyecto de conectar los dos ríos que desembocan en Tarragona da lugar a una excursión ideal para explorar las interesantes muestras del patrimonio que alberga la ciudad. Desde acueductos romanos, masías medievales, cúpulas modernistas, pueblos que parecen castillos, torres de defensa, canteras y huertas hasta desembocaduras rebosantes de vida, calas con pinos y barracas de carabineros.
Por el camino se pueden descubrir algunos de los monumentos y paisajes más representativos de Catalunya, como el famoso Pont del Diable (acueducto romano), el camino del Gurugú, el pueblo fortificado de Tamarit o la cantera romana del Médol. Además, durante el itinerario puede admirarse la belleza de las playas cercanas, como la de la Móra, playa Llarga o los acantilados de Morrots, que esconden la playa dels Capellans. De hecho, aunque este sea el más extenso de los “Caminos de Tarragona”, todos recorren parte de la historia y el presente de la región.
Breve síntesis del itinerario
El itinerario del tomb de l’Anella Verda sigue caminos de la red de Caminos de Tarragona y suma un total de 34 km.
La ida hasta el Gaià se puede hacer tanto a pie como en bicicleta. La vuelta por la costa, sin embargo, está reservada a los caminantes. Una buena idea es utilizar el transporte público (autobús urbano o tren) para hacer el recorrido por tramos.
El recorrido comienza en el parque del río Francolí y sigue hacia arriba por el curso del río. Poco antes de llegar a San Salvador, bajo el puente de la autopista, se va a la izquierda y se atraviesa la carretera nacional por debajo, aprovechando el puente de desagüe del barranco. Se encuentran, a continuación, los jardines del parque del Pont del Diable y el gran acueducto romano.
Se sigue por viejos caminos de carro y se pasa por las grandes masías dels Arcs, de Granell y de Pastor, tres ejemplos de la vitalidad del campo agrario de Tarragona en otros tiempos. Se deja, a la derecha, la vaguada del Moro y se cruza la carretera de Els Pallaresos (TP-2031). Hay que continuar hasta encontrar la urbanización de Mas de Panxer y entonces bajar en dirección al Rodolat.
Se encuentra el camino de Mas Enric y se continúa hacia arriba hasta los Alts de la Bassa Closa, lugar rebautizado como el Gurugú en recuerdo de una célebre y triste batalla de la guerra de Marruecos.
Se baja hacia el mas de la Creu, donde queda bien visible la torre de defensa, y a continuación se pasa por el mas de Sorder, con su elegante cúpula, que merecería mejor suerte. Más adelante, se pasa por el mas de Cosidor, cerca del mas del Mèdol y por la cantera romana del mismo nombre.
La llegada a Ferran es especialmente bonita, con el fértil valle del Gaià a sus pies. En seguida, se encuentra el río Gaià y se le acompaña hasta la desembocadura (ojalá recupere pronto el caudal ecológico que muchos reclaman). Junto al mar se encuentra el antiguo pueblo fortificado de Tamarit, que parece más un castillo que una población y que recuerda los siglos en los que toda la costa catalana sufría las incursiones de los piratas berberiscos procedentes del norte de África. A continuación, se llega a un tramo de costa encantador, con restos todavía de alguna caseta de carabineros. Se continúa por el paseo de ronda de la montaña de Sant Joan y se llega a la playa de la Móra.
El camino de ronda que conectaba la playa y la torre de la Móra está ahora dentro del camping. Mientras no se condiciona un buen paso, el personal informa amablemente a los caminantes del recorrido más adecuado para cruzarlo y volver a retomar el camino que recorre el litoral. Se entra, a continuación, en la costa del bosque de la Marquesa. Es un espacio muy valioso y especialmente frágil, todavía hoy propiedad de la familia de la marquesa que decidió rechazar una sustanciosa oferta económica para urbanizarlo.
El paso público se limita al sendero que pasa junto a la costa. Se dejan atrás las preciosas playa de Becs y playa de l’Arboçar y llega, a continuación, a la punta de Creueta, donde sorprenden los restos de una antigua cantera romana y donde empieza la gran playa Llarga, especialmente querida por la gente de Tarragona. En el otro extremo, se encuentran las rocas del Morrots, un espacio de acantilados muy interesante que esconde la playita de los Capellans y que conecta con la playa de la Savinosa.
El tráfico que bordea el perímetro del antiguo sanatorio de la Savinosa presenta algún punto delicado a tener en cuenta si se va con niños. Se llega a la playa de la Arrabassada y se continúa siguiendo el paseo hasta llegar al pequeño parque de la Punta Grossa, donde se puede recuperar un tramo muy bonito del camino de ronda que baja hasta atravesar la pequeña playita de los Cossis y conecta, finalmente, con la punta del Miracle.
Port Plaza Apartments como punto de partida
Situados en el barrio marítimo de Tarragona, Port Plaza Apartments permiten el acceso rápido a todos los atractivos de la ciudad y a sus múltiples rutas, por lo que constituyen un excelente punto de partida para conocer estos caminos para los amantes de la naturaleza.
El complejo ha apostado por una rehabilitación y gestión sostenible, así como un protocolo de buenas prácticas a nivel medioambiental, social y cultural, y en relación con los clientes, empleados y proveedores. De hecho, cuentan con bicicletas para dar rumbo a este tipo de salidas por sus alrededores.
Entre estas buenas prácticas, destaca el sistema de filtración del aire instalado en el edificio. Cada 8 horas y sin necesidad de abrir las ventanas, el aire se renueva para reducir la concentración de Co2, lo que asegura una correcta ventilación de todas las instalaciones. Además, este establecimiento ha establecido las medidas acordes con los requerimientos de las instituciones competentes para brindar a sus clientes un alojamiento confortable, sostenible y seguro.
Más información:
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