Todos los cocineros que están bajo las órdenes de Mr Lam vienen de Hong Kong, en su cocina no hay lugar para los brasileños. Según su propietario, eso sería lo mismo que tener a chinos cocinando la verdadera comida brasileña.
La trayectoria de Mr Lam es amplia e internacional. Nacido en China se mudó a Hong Kong a los 11 años, y a los 16 ya trabajaba en restaurantes. Se convirtió a los 22 en el chef del famoso restaurante Mr Chow de Londres. Años más tarde lo abriría también en Nueva York y desde el año 2005 Mr Lam es el propietario del establecimiento que lleva su nombre en Rio de Janeiro y que ha sido catalogado como el mejor restaurante chino de Brasil.
Llegó a estas tierras de la mano del empresario Eike Batista, a la cabeza del Grupo EBX, propietario de diversos negocios en este país y en América Latina. Batista afirma orgulloso que ya era hora de poder regalarle a Rio de Janeiro un establecimiento de la talla de Mr Lam.
Su clientela es reincidente y su plato más vendido es el menú degustación, en concreto el que lleva el pato laqueado y que se sirve para un mínimo de cuatro comensales.
Todos los ingredientes son de primera calidad y aquí nada se prepara con antelación, todo es hecho al momento. Mr Lam es un convencido de que la buena cocina, en este caso la tradicional pequinesa, no requiere de novedades, ni de nuevos elementos ni de fusiones. En ella existe una armonía perfecta entre colores, olores y sabores: el sentido de la vista se excita ante la presentación de cualquiera de sus platos; el olfato es el segundo sentido en entrar en éxtasis, y lo hace justo antes de que el paladar, a través del sentido del gusto, experimente unas texturas y unos sabores únicos… así es como Mr Lam nos relata su propia visión de su trabajo.
Mariscos, carnes, arroces y noodles componen la sinfonía de productos de una variada carta que se acompaña con las botellas de una bodega de vinos sumamente completa. El sommelier Eder Heck tiene como premisa democratizar el vino y se encarga de que cada mesa se despoje de miedos y prejuicios: ni cepas predeterminadas para ciertos platos, ni temperaturas, ni color. El objetivo es que cada paladar se satisfaga con lo que desea, sin teorías establecidas a priori.
Los postres son sencillamente “fuera de serie”, nosotros nos quedamos con la degustación de sorbetes denominada “40 grados” donde el chocolate, el jengibre y los frutos rojos son los componentes esenciales.
Al aperitivo, nos sometimos a una cata de cócteles. Mr Lam también se precia de servir los mejores de la ciudad. Nuestro favorito es el que lleva por nombre Shanghai Martini, una delicada creación que mezcla vodka de vainilla, zumo de mango, extracto de manzana verde y sour mix con granadina…