En una ciudad donde la gastronomía es uno de los principales atractivos, nadie que visite Madrid debe dejar escapar la oportunidad de disfrutar de un plato de puchero de esos “de siempre” como es el cocido madrileño.
Es frecuente encontrarlo en varios bares y restaurantes, incluso a veces como menú del día. A nosotros nos seduce el que se prepara en la Taberna La Daniela, una casa que abriera sus puertas en la calle General Pardiñas hace algunos años y que cuenta ya con varias sucursales en diferentes barrios de la ciudad.
Un plato contundente, con el que el comensal, como dirían los entendidos, disfrutará en tres vuelcos:
1. El caldo hecho con fideos y que supone la quintaesencia del plato.
2. Los garbanzos que comparten cartel con las patatas y la berza.
3. La matanza más selecta: morcilla, chorizo, morcilla, lacón, carne de morcillo y pollo, con la consabida bola de pan para contrarestar la grasa.
En la mesa de la señá Daniela nunca faltan, para aderezar el cocido, el aceite de oliva y la salsa especiada de tomates frescos.
La barra del lugar ofrece una amplia variedad de tapas, y para muchos, sus croquetas obedecen a la más fiel receta de antaño.
La Daniela conserva el encanto de las tabernas de otras épocas y se ha sabido adaptar a los tiempos que corren incorporando toques contemporáneos en muchos de sus platos.