Su nombre viene de un arroyo del río Düssel, y su importancia se la ha otorgado el Rhin. En un soleado día primaveral de la semana pasada, me sumergí en el interior de Dusseldorf, una metrópoli en la que el río se cuela en la vida de unos habitantes amantes de la cerveza negra, entregados al arte y a los parques, y fanáticos de las compras.
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