En el esfuerzo de hacer de la calidad de vida uno de sus grandes bastiones, la capital panameña combina en sus calles lo histórico con lo ultramoderno, a tal punto, que para muchos es ya la Singapur de América.
Se podría decir que el desarrollo urbanístico ha querido que la ciudad exponga con imponencia tres claros núcleos: las ruinas históricas del s. XVI de lo que fuera el primer asentamiento español y que se conoce como Panamá Viejo; el Casco Viejo que data del s. XVII y donde las protagonistas son las construcciones coloniales y por último, el palpitante corazón capitalino con un distrito financiero donde los rascacielos compiten en apostura y densidad.
El desarrollo económico, que se mantiene constante desde hace varios años, ha atraído a miles de inversores y a numerosas empresas multinacionales que han optado por cerrar sus bases de operaciones en países aledaños para trasladar sus oficinas principales a esta ciudad.
Igualmente, el vertiginoso aumento de la industria hotelera ha contribuido a que la cantidad de turistas aumente progresivamente. Las cifras de visitantes que han ingresado al país por el aeropuerto de Tocumen se han triplicado en los últimos diez años, siendo los estadounidenses el grupo más nutrido.
Esta capital, además, ofrece actualmente una amplia variedad de tiendas, cines, cafés, restaurantes, teatros, discotecas, casinos y espacios destinados al ocio y la práctica de deportes al aire libre.
La franja que partió en dos a un continente
Tras la culminación del canal de Suez en 1869, su constructor Ferdinand de Lesseps, fue quien decidió el sitio en que debería construirse el Canal de Panamá. En 1880 se dio la primera “palada” pero las obras fracasaron y solamente fueron reanudadas por los Estados Unidos cuando Panamá se hubo separado de Colombia.
La franja que partió en dos al continente, para unir el Caribe con el Pacífico es una de las mayores obras de la ingeniería moderna y su extensión es tan sólo de ochenta kilómetros. Cada año lo cruzan catorce mil navíos y los peajes cobrados a los mismos, permiten al estado panameño ingresar una cuantía equivalente a la tercera parte de su Producto Interior Bruto (PIB).
La obligada visita al Canal permite entender la importancia mundial de esta obra en una nación tan pequeña. Son tres la esclusas que lo forman: Gatún, Pedro Miguel y Miraflores. Ésta última es la más visitada y permite observar a corta distancia el tránsito de barcos guiados generalmente por locomotoras. Alberga un Centro Didáctico donde vídeos, módulos interactivos y maquetas, explican el funcionamiento de la vía, su relevancia para el comercio mundial y la importancia de su cuenca hidrográfica. De camino hacia la esclusa lo primero que encontramos es el edificio administrativo del Canal, de corte militar. En su patio frontal se yergue el monumento que recuerda las tres esclusas y frente al mismo, una imponente avenida de palmeras.
Dado que la tendencia mundial es construir barcos cada vez más y más grandes, Panamá decidió otorgar, tras un referéndum nacional, las licencias de construcción para la ampliación del Canal. Las obras estarán terminadas en 2014 y otorgarán al país suculentos ingresos.
Los predios de la que fuera la base americana que hasta 1999 rigió los destinos del Canal dan hoy en día cobijo a la llamada “Ciudadela del Saber”, hablamos del área de de Fort Clayton. Aquí se han reubicado colegios, universidades y todo tipo de centros dedicados a las ciencias y la investigación.
De villa pesquera a gran metrópolis
El 15 de agosto de 1519 se fundaba Panamá, la primera ciudad española sobre la costa americana del Pacífico; de ella partieron muchas de las expediciones que descubrieron el mundo de los Incas.
Tras continuos asechos y ataques de corsarios, la llamada Panamá La Vieja resurgió varias veces de las cenizas. Esta ciudad que había visto levantar sus calles y edificios más insignes en piedra y erigido con maderas locales los vecindarios de los pescadores y trabajadores más humildes, fue saqueada, incendiada y postrada en 1671 por el pirata inglés Henry Morgan. El sitio arqueológico incluye las ruinas de varios edificios –la antigua Catedral, siete conventos y un hospital, entre otros-. Destacan la llamada Torre de Panamá, un museo y algunos puestos de artesanías.
Rápidamente, los españoles retomaron su dominio con la construcción de una nueva ciudad en lo que actualmente se conoce como el Casco Viejo, declarado en 1977 Patrimonio Histórico de la Humanidad. Una zona sometida desde hace varios años a un proceso de restauración que, aunque algo lento, augura la devolución del brillo de otras épocas. En algunos edificios ya es notable el resplandor de esa pátina que se mantuvo opaco por varios años y un paseo por los callejones adoquinados de este barrio, denominado de San Felipe, es uno de los favoritos de muchos visitantes. La Catedral Metropolitana o las iglesias de San Felipe Neri, de San Francisco de Asís y la de San José, son algunos de los templos más emblemáticos. Esta última, sobresale entre las otras, por su famosísimo altar dorado realizado en Quito durante la época colonial. En la plaza de la Independencia se encuentra el Museo del Canal que ocupa el que fuera el antiguo edificio de correos de la Plaza Mayor. Posee una extensa colección de artefactos, cuadros, mapas y escritos que documentan la historia del canal.
Los indios Kuna acuden por las tardes a vender sus artesanías en diferentes puntos del Casco Viejo, su principal fuente de ingresos proviene del comercio de sus molas unas composiciones de telas de diferentes colores que preservan los conceptos étnico-geométricos de una etnia que habita en el nordeste del país y en el Darién colombiano.
Tiendas de artesanías, joyerías con réplicas de alhajas precolombinas, galerías de arte y una gran cantidad de bares, restaurantes o pequeños alojamientos tipo “boutique” acompañan la visita a este vecindario favorito de bohemios y amantes de la música.
Los ciento cincuenta bancos mundiales que tienen sus sedes en Panamá son los responsables del crecimiento de la ciudad en la zona que ocupa el Centro Financiero, la parte más moderna de la ciudad. Desde el año 2000 la ciudad viene presentando un auge imparable en la construcción que aún perdura. La fisonomía capitalina ha cambiado por completo debido a los grandes rascacielos que empresas financieras, hoteles y constructoras de viviendas particulares siguen levantando.
El Causeway de Amador
La pequeña isla de Amador se une con el continente gracias a un istmo que fuera construido en su momento con piedras de la excavación del canal y que servía entonces como rompeolas.
Sobre esta calzada que se adentra sobre el pacífico, llamada Causeway, se agolpan diversos bares, discotecas y restaurantes con vistas a Punta Paitilla y Punta Este. En sus aceras laterales, ciclistas, caminantes y patinadores se entregan al ejercicio mientras se deleitan con la mejor panorámica del skyline panameño. En la isla se encuentran el importante Club Náutico y un astillero de reconocida fama.
Con la selva a las espaldas
Son pocas las capitales occidentales que tienen la selva a sus espaldas. A sólo veinte minutos del centro y por una carretera que recorre la ribera del Canal, es posible llegar al Parque Nacional Soberanía, una reserva de bosques tropicales de algo más de veintidós mil hectáreas considerada como uno de los mejores lugares del mundo para el avistamiento de aves. Una inmensa cantidad de variedades de plantas, anfibios, mamíferos, reptiles y peces habitan también en esta reserva. A la entrada del Parque se entregan mapas que indican los senderos y las rutas que se pueden realizar. Las llamadas Pipeline Road o ruta del oleoducto y el Camino de la Plantación son las más apetecidas por los observadores de aves; el Sendero del Charco conduce a una espectacular cascada con una poza. El Camino de Cruces, de adoquines colocados por los españoles en el s. XVI tiene una extensión de 10 kilómetros y recuerda las épocas en que el oro y las mercancías eran transportados a lomos de mula hasta el puerto de Venta de Cruces.
Dentro del parque es posible alojarse en el Gamboa Rain Forest Resort, un cómodo establecimiento hotelero a orillas del río Chagres –con una gran población de caimanes y cocodrilos- cuyas aguas permitieron la construcción de la represa de Gatún y el lago artificial del mismo nombre, una de las tres esclusas del canal.
Desde el hotel es posible contratar varias excursiones y todas ellas, a nuestro juicio, merecen la pena. En el paseo en lancha por el río Chagres y el lago Gatún hasta la isla de los monos es posible observar un paisaje de absoluta exuberancia; no resulta difícil avistar tortugas y cocodrilos en las orillas y la variedad de aves es inmensa. Los monos capuchinos, como aquí los llaman –por la similitud de sus colores con los de la orden religiosa-, son los habitantes de la isla de los monos. Con un poco de suerte se acercarán hasta la orilla para hacer sus gracias, aunque está prohibido darles cualquier tipo de alimento. Desde las orillas continentales se escuchan los gemidos de los monos aulladores, los que con su larga cola se sostienen hábilmente de las ramas exhibiendo sus acrobacias al paso de la embarcación.
También es posible acercarse hasta una isla habitada por los indígenas de la etnia Emberá para conocer su sistema de vida y sus costumbres.
Una de las excursiones más demandadas es la permite recorrer la selva desde el aire. Toda una aventura que se realiza en unas telecabinas que ascienden sobre las cúpulas de la jungla hasta llegar a una torre para la observación de aves: las vistas desde la misma son impresionantes y es en ese momento cuando todos sentimos la necesidad de quedarnos a dormir en el resort mencionado anteriormente. Al descender se puede visitar un acuario, un mariposario y un serpentario llenos de especies que habitan en este parque de Soberanía.
Compro luego existo
Ciudad de Panamá o simplemente Panamá como la llaman los locales, ofrece una vasta variedad de tiendas. Es la capital de las compras. Se dice que viajar a Panamá y no ir de compras es como ir a la playa y no darse un baño. Gracias al canal, el país presenta una actividad comercial apabullante. Marcas de ropa europea y americana, bolsos de lujo, joyerías de renombre o artículos electrónicos japoneses se ofrecen en galerías y centros comerciales junto a mantelería de oriente, baratijas chinas, cristalería checa, perfumes, muebles escandinavos de diseño o modernas cocinas italianas. En Panamá se encuentran productos para todos los gustos y todos los presupuestos, de la misma manera que existen templos para todos los credos. Turcos, árabes, libaneses, indios o judíos de diversos países están involucrados en el gigantesco mundo comercial de una nación istmo que tan sólo tiene algo más de tres millones de habitantes.
Los dos mejores centros comerciales son Multiplaza Pacific -con las tiendas de las grandes marcas- y Albrook Mall.
Un destino económicamente atractivo
Según una reciente encuesta mundial sobre el costo de la vida, publicada por la revista “The Economist”, vivir en Panamá resulta más barato que en el hemisferio norte o que en la mayor parte de los países europeos. Es un país de inversión segura, y según el “Latin Business Chronicle”, este país es “el mejor lugar para hacer negocios en América Latina”.
Los ingresos provenientes del extranjero están libres de impuestos en este micro cosmos de robusta economía. Existen una docena de visados diferentes para que los extranjeros se conviertan en residentes permanentes al hacer inversiones en el país por un monto de U.S. $80.000. La compra de una vivienda goza con el apoyo de la banca, la que financia el valor de la vivienda hasta en un 80% en un período de tiempo promedio de veinte años.
Por su parte, un jubilado o pensionista, sea de la nacionalidad que sea, puede optar también a la residencia permanente sólo con demostrar unos ingresos mensuales de U.S. $1.000. Adicionalmente, estas personas gozan de prebendas fiscales y un innumerable listado de descuentos.
No resulta pues extraño que Panamá sea uno de los destinos preferidos en todo el mundo por aquellos que dan por terminada su vida laboral.
Para conocer mejor todos estos aspectos lo más recomendable es consultar con un bufete de abogados local las cuestiones pertinentes a los visados de inmigración, leyes de bienes raíces e inversiones.