«Hay un gallego en la Luna», decía la pandeirada noventera… y un cántabro en Marte, podremos añadir pronto. Esto, que pudiera parecer una marcianada, literalmente, es una muestra más de que lo que hasta hace poco era pura ciencia ficción ahora es ciencia en desarrollo y pronto será una realidad. De Madrid al cielo y con FITUR a todos los demás destinos: este año de Cantabria a Marte.
Por: Sergio Herrero
Fotos: Redacción ALTUM
Aún nos suena a fantasía pensar en un planeta habitado exclusivamente por robots, pero si pensamos en que somos nosotros quienes los hemos fabricado y enviado allí, si reparamos en que ese planeta es Marte, el más cercano a la tierra en distancia y en similitudes en cuanto a la susceptibilidad de albergar vida, estaremos más cerca de la realidad actual en que trabajan algunos científicos.
Con respecto a Marte, se lleva investigando desde hace un par de décadas el entorno de Riotinto, en Huelva, porque allí se dan las condiciones más similares a las del planeta rojo, pero, entonces, ¿por qué se relaciona en FITUR a Marte con otra localidad española casi mil kilómetros más al norte? ¿Qué tiene que ver Cantabria con todo esto?
En la localidad cántabra de Arredondo, Astroland ha encontrado un espacio, nunca mejor dicho, para emular una estación permanente en Marte. Será la única que exista en todo el mundo para el ensayo de este viaje. El entorno es una gruta, con una amplísima bóveda y diversos pasadizos a través de los cuales se instalarán los habitáculos que funcionarán como campamento base para las distintas actividades y como habitaciones donde pasar la noche… o descansar durante el día, porque la ausencia de luz, y en consecuencia la pérdida de la noción del tiempo, es una de las circunstancias a las que ha de atenerse quien quiera sumarse a esta singular forma de turismo.
Como se puede suponer, no es algo apto para todos. Pese a que no se corresponde con la idea de comodidades y cuidados que suelen ir asociados a la palabra lujo, algo tan exclusivo (un cupo de 10 personas y 10 días por misión) solo puede estar destinado a las cartillas bancarias que puedan permitirse los 10.000 euros que costará. Pero ya ven que no solo es cuestión de bolsillos, sino también de estómago.
Y no nos referimos a los sobres de comida liofilizada o militar en que consistirán los menús diarios, sino al resto de condiciones físicas necesarias para desarrollar la actividad, más extremas de lo que cabría esperar: tras un proceso de selección, se requieren 90 días previos a la experiencia de entrenamiento físico y psicológico, que se llevarán a cabo inicialmente en el país del mundo de donde provenga el candidato.
Porque a lo ya mencionado hay que añadir la sensación de claustrofobia (no ya en la cueva, también en la cápsula presurizada o con la escafandra de astronauta), la resistencia a las bajas temperaturas de nuevo mundo o el aislamiento, además de las capacidades que se piden a los astronautas: conocer los planes de emergencia, tener destreza en escalada, cultivos hidropónicos o liderazgo.
Pero, así visto, ¿cuál sería el aliciente de sufrir todos los inconvenientes de un viaje a Marte y ninguna de las excitantes experiencias que pueda ofrecernos el planeta rojo, o al menos las vistas de la tierra durante el trayecto? Piensen que hoy día el viaje aún no se ha realizado nunca con seres vivos, y dentro de un par de décadas, cuando se estima viable que se pueda llegar en una nave tripulada, será un viaje sin retorno, un destino final.
Eso es lo que se pretende recrear: una colonia humana bajo la superficie de Marte. Y aquí entra parte del cometido científico de la Agencia Interplanetaria Española. La actividad no solo se dirige a estos peculiares turistas, sino a científicos; y no solo astrofísicos o científicos espaciales que buscan, entre otras cosas, desarrollar y probar la tecnología para habitar Marte: médicos y psicólogos sacarán sus conclusiones del factor humano en esta vivencia, lo que da más sentido a ambas «expediciones».
No sabemos si algún día ondeará una bandera de la comunidad autónoma en Marte, pero previsiblemente a partir del mes de julio, como si de una pedanía se tratase, podremos buscar en nuestros navegadores: Marte, Arredondo, Cantabria.