Esquí personalizado para discapacitados, nuevas modalidades de deslizamiento en trineos como el “snakegliss”, el “yooner” o el “airboard”, además de la posibilidad de construir un iglú para dormir en él y desayunar en la montaña, son sólo algunas de las divertidas propuestas de la estación de Peyragudes en los Altos Pirineos franceses.
Mi anfitrión del tercer día en los Altos Pirineos es un dominio esquiable de 60 kilómetros de pistas (5 verdes, 20 azules, 20 rojas y 4 negras) llamado Peyragudes, cuyo nombre proviene de la fusión en 1988 de dos estaciones: Agudes y Peyresourde y que debido a mi cojera, me distrae y orienta en muchas cosas de este mundo blanco. La estación ha apostado desde su creación, por la aplicación de tecnologías punta en todas sus actividades y desde hace un tiempo viene luchando por incorporar nuevas actividades para los amantes de la nieve y la montaña.
Son varias las actividades que no conocía y tampoco sus nombres, así que hago un cursillo rápido para ver si consigo entrar en una jerga que suena muy bien… Para nombres raros, está el “snakegliss”, que junta hasta 15 trineos para serpentear los descensos en familia de una forma divertida; el “yooner”, una especie de bicicleta con un centro de gravedad muy bajo y el “airboard” o trineo hinchable, en el que los descensos se realizan bocabajo sobre él.
Quienes quieran hacerse con las mejores vistas aéreas sólo requieren tener unas buenas nociones de esquí y despegar desde la cumbre del dominio, en un “parapente biplaza” para aterrizar, después de un fascinante vuelo sobre las montañas, a pie de pistas… Por su parte, el “speed riding”, una mezcla de parapente y esquí, es la última novedad de los Pirineos que permite, a quien se atreve con él, rozar la nieve puntualmente a gran velocidad, trazar curvas imposibles y disfrutar de una perspectiva diferente…
Durante el verano pasado se efectuaron aquí diversas obras para optimizar la producción de nieve de cultivo pilotada por ordenador. En caso de ausencia de nieve natural esta “fábrica” garantiza que el 70% del dominio de Peyragudes, esté en condiciones perfectas. Y es que en una estación de esquí, asegurar la calidad de ésta es algo fundamental. Para entender mejor cómo funciona este sistema, subo en moto nieve hasta el centro de producción de nieve, donde me explican los entresijos de la tecnología con la se consigue producir nieve naturalmente.
Aire y agua a presión son los dos únicos elementos que se requieren para hacer nieve. Sí, aquí no se emplea ningún producto químico, todo es natural. Esta cadena montañosa de 3000 metros de altura está llena de lagos subterráneos intercomunicados entre sí. Gracias a una increíble obra de ingeniería consiguen que el agua que cae por gravitación de uno de estos lagos sea filtrado para ingresar en unas inmensas pompas donde se expone a alta presión con aire comprimido. Un complejo sistema de tuberías (+ de 60 km) transporta por separado agua y aire hasta los 240 cañones de nieve de la estación. Sistematizados, éstos esparcen aéreamente ambos elementos para que al entrar en contacto con la temperatura y la humedad exteriores, se conviertan en nieve natural.
Pero si hay algo que realmente me sorprende (por mi ignorancia, por supuesto) es que todas aquellas personas de movilidad reducida encuentran aquí un paraíso: estacionamientos reservados y telesillas adaptados a sus necesidades; un grupo de profesores especializados en la enseñanza de este deporte para ellos y alquileres de sillas especiales de esquí. Además me parece un acierto que el forfait para la persona que acompaña a cada uno de estos esquiadores sea gratis durante todo el día. Peyragudes no cesa en hacer de su oferta algo especial y diferente.
Al cerrar las pistas es posible realizar un paseo en una de las máquinas apisonadoras y subir hasta una de las cumbres para disfrutar de una vista impresionante. Una de las últimas ocurrencias de la estación sobrepasa toda creatividad: es posible construir un iglú para dormir en él y amanecer en la montaña en compañía del más “fresco” de los desayunos…
Han conseguido marcar la diferencia, y que nadie diga lo contrario. Basta con darse un paseo por estas alturas y observar que «diversión en la nieve» y «Peyragudes» son la misma cosa.
Que cantidad de conceptos que nunca había escuchado jejeje! Algo se aprende cada día!
Pues yo MENOS…….
Desde luego aquí el que se aburre es porque quiere. Que variedad de actividades, no tenía ni idea de muchas de ellas… Como yo y la nieve estamos algo peleados no me vendría mal un sitio así para «hacer las paces» . Saludos
No te aburrirías, Fran. Seguro quedarías tan fascinado que moverías cielo y tierra para ir con toda tu tropa. Ver a los niños desenvolviéndose con nieve y trastos como unos 007 es una gozada. Ensaya y me cuentas.
No sé qué es más difícil si aprender tanto nombre o aprender a defenderse en tanto aparato, habrá que intentarlo…
Magnífico articulo. Es bueno saber que para los discapacitados, inhabiles e inutiles tambien existen posibilidades de diversión en las estaciones de ski.Asi si dan ganas de ir, aún a riesgo de convertir la estancia, en una preparacion para convertirse en un 007 paraolimpico.
Gran artículo Hernando. Ahora entiendo todo lo que estabas haciendo mientras yo esquiaba y me dan ganas de volver a probar todo lo demás que se puede hacer en la nieve…aunque no sé si podré resistirme a las tablas en cuanto vea esas pistas.
Pues volveremos Chris, tu a las tablas y yo a muchas cosas que se me quedaron en el tintero… Si es que hay tanto para hacer que el tiempo nunca alcanza en estas montañas.
Bueno, Nando, está claro que en tu estado un servidor sería la pareja perfecta (lo siento, Nuria, no te me enfades).
Quiero decir que en Sierra Nevada y por culpa de la nieve (que lo justo sería decir, por culpa de mi torpeza) mi hernia se reprodujo. Así que (aclaro lo de la pareja perfecta) tú y yo nos sentaríamos en esos inmensos ventanales de la cafetería de la estación de sky y, con un buen licor en la mano, veríamos como todos esos «locos» disfrutan de tantos nombres raros. ¿ Te apuntas, o nooo?.
Un abrazo, ciudadano viajero.
Jose, ya mismo. Es más estoy en un aeropuerto tomándome un vinito y aunque no te tengo al lado, ni tampoco tengo cristaleras ni locos afuera en la nieve, SALUD, por tí!
Un abrazo viajero.