Esta es la cronología de una jornada, que sin haber sido planificada resultó ser una experiencia excepcional en la caribeña isla de Curaçao.

Hay lugares a los que siempre vuelvo. Uno de ellos es esta isla que desde la primera vez que la pisé me atrapó. Curaçao no tiene grandes extensiones de playas. Al ser rocosa, en ella abundan el coral y los arrecifes. Sus playas se limitan a calas idílicas lejos, por fortuna, de la masificación y la saturación de grandes cadenas hoteleras y de pulseras de “todo incluido”. Es el paraíso de los submarinistas y uno de los destinos intercontinentales preferido de los holandeses. Ayer, sin estarlo buscando, la isla me regalo un día perfecto:
09.00h
Desayuno en el restaurante del Floris Suite Hotel, un hotel que conocemos muy bien y al que le guardamos un inmenso cariño. En él, ALTUM siempre es bienvenido.

Con un precio bastante razonable, su generoso desayuno atrae incluso a los huéspedes de los hoteles aledaños. Desayunar en el FLORIS se está convirtiendo en todo un “must” entre visitantes e incluso los locales.
10.30h
Dado el despliegue que la prensa internacional especializada ha hecho del “Boase Luxury Resort” decidí conocerlo. Se trata, sin duda, del hotel más chic y lujoso de Curaçao. Situado al sur de la isla, entre su capital Willemstad (Patrimonio de la Unesco) y el popular Sea Aquarium, el Boase es un complejo de tan solo ocho villas privadas definidas por el lujo asiático. Las villas son hasta de tres habitaciones y cada una cuenta con su propia piscina y una decoración de un gusto extraordinario. Su impresionante playa es el resultado de un obra que consiguió crear una laguna sobre la descansan un par de islotes con sus “day-beds” para tumbarse y relajarse en un ambiente absolutamente chic.

Si no se es huésped, el hotel ofrece la posibilidad de un “daypass” por U.S.$ 30.00 que incluye el uso de las instalaciones, una botella de agua mineral y fruta de cortesía. El complejo ocupa el sexto lugar en el listado internacional “Top Ten Hotels for Romance in the Caribbean & Mexico” y en 2011 recibió el “Trip Advisor Travelers Choice Award”.
14.00h
Me dirijo a la playa de Santa Cruz en la costa oeste. A ella acuden los locales a pasar el día y yo voy en busca de “Captain´s Goodlife”, un lugar del que se muy poco a pesar de que mis amigos curazaleños ya me habían dicho en repetidas ocasiones “you must go there…”
No alcanzo a entrar cuando el “Capitán Buenavida”, ya me está dando una eufórica bienvenida a su mundo. Dice que nunca se viste que siempre está en bañador, y con la sencillez del que ama lo que la naturaleza le ha dado, empieza a contarme sus andanzas. Es amante del mar, adicto a los juguetes y siempre lo invade la hiperactividad de un adolescente inquieto. Hijo de un comerciante marinero, su Dios fue su padre y su religión es el mar. No hay periódico que no haya hablado de este hombre que desafiando las leyes resolvió enterrar a su padre en el fondo del mar, explosionando para ello el barco que tantos años lo acompañó…
Me pone un vídeo con un programa de la televisión holandesa dedicado a él, me saca el New York Times con un artículo del que es él el protagonista, me enseña The Guardian con sus fotos y el Miami Herald recomendando la experiencia que este hombre ofrece… Encuentra revistas belgas y otros artículos alemanes que se hacen eco del personaje que tengo ante mi, sin duda, el “loco” más fascinante del Caribe holandés.

Supervisa las travesuras de sus dos hijos menores, mientras le pide a su mujer venezolana que nos prepare su afamado Lion Fish con Orange French Fries (estas últimas, por su color, todo un homenaje a Holanda). Veo en una pared el dibujo del Lion Fish y entiendo inmediatamente que se trata de esa plaga asiática que tras escaparse de un acuario que se rompió en Miami ha invadido el Mar Caribe y está acabando con el ecosistema coralino.

Mi nuevo amigo se ha ido especializando en cazarlo personalmente a 15 metros de profundidad, y debo decir que aunque temía comerlo (de él se dice que sus aletas dorsales son altamente venenosas) es sin duda el pescado más delicioso que he probado en toda mi vida. Y qué decir de las Orange french Fries…

Nuestra lancha está lista. Mr Captain´s Good life se ha empeñado en que ALTUM debe observar la isla desde el mar, ver desde el agua cómo las verdes colinas isleñas bajan hasta sumergirse en el Caribe turquesa.


Para ello traza un recorrido que nos lleva a seis playas diferentes en dirección norte, hasta llegar a los acantilados de Westpunt, donde las batidas aguas revientan con fuerza contra unas piedras que devuelven el agua a través de sus incontables hoyos sopladores. Todo un espectáculo arrogante y natural.


Nuestro anfitrión se guarda lo mejor del paseo para el regreso. Al sur de su guarida nos acerca hasta The Blue Room, una gruta a la que tenemos que entrar nadando para encontrarnos con una cueva impregnada de tonalidades azules. Treinta metros de largo, un techo circular rocoso, de formas imposibles… Como es común en esta isla, estamos solos ante una maravilla digna de un escenario cinematográfico.

Mi nuevo amigo también quiere ser enterrado en el fondo del mar, cubierto por una pirámide que ya tiene diseñada y de la que asegura estará recubierta de coral con el paso del tiempo… Eso si la plaga de Lion Fish se lo permite.
17.30h
Tras varias visitas a esta isla, mi buen amigo local Jurandy, me lleva en su coche hasta el punto que ofrece las mejores vistas. Simplemente increible.

18.00h
La hora del ocaso es la perfecta para un cóctel frente al mar. Para ello nos acercamos hasta el nuevo beach lounge Karakter, un local que recién llegado de la también holandesa Saint Marteen es ya todo un referente de modernidad y glamour en Curaçao.

Su restaurante nos seduce tanto que optamos por quedarnos a cenar. Un lugar que supera cualquier magia.
Un dia perfecto se comienza con un desayuno deliciosa en el restaurante Sjalotte en Floris Suite Hotel.
Sí, señor. Un desayuno contundente y saludable.
e mui linda hopi netche
Gracias Altum por contar más al mundo de Curaçao
cabron!!! (dedicado a los que disfrutan dando en envidia)
Curaçao es el paraíso del viajero independiente.