Brasil tiene claro que no hay reto que lo intimide ni barreras irrompibles. El gigante suramericano no contento con albergar el próximo Mundial de Fútbol 2014 y de haber conseguido la sede de los Juegos Olímpicos de 2016 en la capital carioca, ahora está decidido a convertirse en el destino por excelencia para la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales) a nivel mundial, y ciertamente, no parece tener problemas para lograrlo. Al menos los esfuerzos que están haciendo diversos organismos tanto a nivel público como privado, para que así sea, apuntan maneras de éxito.
La ciudad de Florianópolis, ubicada al sur del país en el estado de Santa Catarina, fue seleccionada por IGLTA (Asociación Internacional de Turismo LGTB) para la celebración de su XXIX convención mundial del pasado mes de abril, siendo en esta oportunidad la primera vez que el evento se realiza en Suramérica.
La propuesta presentada por los brasileños convenció rotundamente a los directivos de dicha asociación, dada la calidad del producto turístico que el país suramericano tiene para ofrecer y del conocimiento de las empresas y autoridades locales acerca del potencial económico que significa el mercado del público LGTB. No en vano, Embratur (Instituto Brasileño para la Promoción Turística) incluye ya a este sector como un nicho más de mercado dentro de su Plan de Marketing y Promoción Turística Aquarela 2020, de la misma manera que lo hace con el turismo de sol y playa, de congresos, de salud y bienestar, religioso o el ecoturismo.
La convención contó con la participación de más de 300 personas especializadas en el sector como turoperadores, agentes de viajes, aerolíneas, empresas dedicadas a la organización de eventos y periodistas de veinticinco países diferentes, quienes tuvieron la oportunidad de aprender sobre Brasil y entender porqué esta nación ofrece nuevos y diferentes destinos capacitados para recibir a un público que, según cifras dadas por la misma IGLTA, mueve anualmente en el mundo U.S. $ 70 billones, realiza en promedio cuatro viajes por persona al año y gasta un 30% más que un turista tradicional.
El mejor ambiente
Fomentar el turismo LGTB abre un mercado con distintos perfiles de clientes y si bien es cierto que no todas las personas del colectivo desean comprar productos dirigidos a este segmento, lo que no quieren es ser excluidos. La sociedad carioca, es decir, la de Río de Janeiro, de esto sabe mucho. Desde hace muchos años la ciudad entendió que el respeto a los derechos de la comunidad LGTB y su causa contribuyen sustancialmente al desarrollo de un destino y a las condiciones de vida de su comunidad.
Fue la primera ciudad del país en capacitar a profesionales para trabajar este mercado y lo sigue haciendo desde ese concepto de “mistura” brasileña que todo lo integra; es una ciudad de mente abierta que ve con naturalidad la diversidad de las relaciones humanas. Su estilo de vida es el de un pueblo receptivo que valora su cultura, su música, su naturaleza; se diría que su mayor diferencial es precisamente esa forma de vivir que magistralmente consigue sintetizar de una manera muy definida el vasto mosaico de paisajes y de cultura que es Brasil.
El trabajo iniciado por los cariocas se fue contagiando a otras partes del país. Así Florianópolis, una isla frecuentada tradicionalmente por argentinos se ha ido internacionalizando gracias a la formación otorgada a los empresarios turísticos y a su gran potencial de naturaleza y playas.
Salvador de Bahía siguió el ejemplo y a esta tendencia se han ido uniendo otras ciudades como Recife o Maceió en el nordeste del país y Bento Gonçalves en el estado de Río Grande do Sul.
Sao Paulo, por su parte, atrae miles de turistas al año por su frenética noche, por las compras y por su arquitectura. Su Gay Parade 2008 reunió a más de tres millones de asistentes y es desde entonces y tras la Formula 1, el evento más rentable para el estado de Sao Paulo.
Floripa: playas, surf y ostras
La isla de Santa Catarina donde se encuentra la ciudad de Florianópolis, cuenta con tan sólo 300.000 habitantes (su población se triplica en verano), y es una de las capitales preferidas en todo Suramérica por el mercado LGTB, básicamente por la receptividad de sus gentes hacia el colectivo y por la incomparable belleza natural que la habita.
Con más de cien playas rodeadas de verdes montañas es uno de los escenarios preferidos por los surfistas quienes se refieren a ella como la “isla de la magia”.
En el mes de noviembre de 2011 la revista Trip Surf Magazine -un medio dedicado a este deporte y tradicionalmente ajeno al público gay- dedicaba su portada a dos hombres besándose bajo el título “Surfistas, gays y asumidos”, una muestra más del cambio de actitud que el país ha venido presentando con respecto a la comunidad LGTB, y que por supuesto, ha contribuido sustancialmente a la promoción del destino.
Si Florianópolis es la ciudad del país de la que se dice tiene la mejor calidad de vida de Brasil, el 42% del territorio de la isla de Santa Catarina se considera área de preservación permanente y cuenta con más de cien playas de absoluta belleza. Las hay anchas, de arena fina, recónditas y salvajes o urbanizadas. En el norte destacan las de Jurere, Canasvieiras y de los Ingleses. En la costa este las más apetecidas son las playas de Santinho, Moçambique, Joaquina y Mole. Ésta última es la favorita del público gay con su famoso chiringuito “Bar do Deca”, un punto de encuentro al que no faltan nunca los más “trendies”. Asequible sólo a pie desde Mole, se encuentra la playa nudista de Galheta, muy popular entre este colectivo.
En el sur la playa de Campeche es la más frecuentada por el público lésbico. Las de Pantano do Sul y de Armaçao, también en el sur, recuerdan la colonización de la isla por parte de pescadores provenientes de las islas Azores, quienes establecieron aquí un importante centro de caza de ballenas. En la playa de Armaçao se encuentra la iglesia de Sant’Anna, donde antiguamente los arponeros y toda la tripulación de las balleneras se confesaban y oían la misa antes de salir a pescar. Acabada la liturgia el sacerdote se acercaba a las embarcaciones para bendecirlas. Hoy en día el avistamiento de ballenas es una importante atracción. Paralelamente los criaderos de ostras se han convertido en una suculenta fuente de ingresos para la isla; aquí se encuentra el 90% de la producción nacional de esta especie. Son varios los restaurantes especializados en este molusco y pocos los visitantes que se rehúsan a consumirlo. En el colorido poblado de Ribeirao da Ilha se encuentra “Ostradamus” uno de los lugares preferidos por todos para degustar las mejores ostras, a las que algunos otorgan facultades afrodisíacas.
Desde hace algunos años el carnaval de Floripa viene ganando popularidad entre el sector LGBT. En él destaca el “Bloco dos Sujos” conformado por hombres vestidos de mujer y un concurso llamado “Pop Gay” en el que drag queens y transexuales hacen un verdadero derroche de actuaciones y disfraces de fantasía. Estos eventos han conseguido que este carnaval sea considerado el más gay de todo el país.
La isla es también sede de los “Diversity Games” el único evento deportivo exclusivamente para gays y lesbianas en Brasil. Así mismo durante la semana de la diversidad se celebra el desfile gay que cada año atrae más miradas internacionales.
La noche se ha hecho famosa en esta isla por sus espectaculares fiestas electrónicas que atraen a jóvenes de todo el país y a muchos visitantes de Chile, Argentina y Uruguay.
Hay quien establece cierta similitud entre esta isla y San Francisco, no solo por ser un punto de referencia LGBT sino por el viejo puente metálico que la comunica con el continente y al que algunos le achacan cierta familiaridad con el Golden Gate. En cualquier caso, las verdes colinas de la geografía insular y varias de las lagunas dispersas a lo largo y ancho de este pequeño territorio – la de Conceiçao o la de Peri-, contribuyen a que el entorno sea un verdadero paraíso que se posiciona como el segundo lugar preferido en el país por viajeros gays y lesbianas.
Río de Janeiro: divertidamente “chic”
Brasil apoya ya la unión de personas del mismo sexo y Río, la ciudad maravillosa, también está comprometida en combatir la homofobia. Desde enero 2011 existe una Coordinadora Especial de Diversidad Sexual que, desde el ayuntamiento, intenta alejar prejuicios a través de nuevas leyes y campañas sociales. Los travestis y transexuales pueden usar legalmente sus nombres comerciales y en las escuelas públicas se realizan jornadas que buscan combatir el bullying homofóbico.
La llamada ciudad maravillosa es considerada por el colectivo como la urbe más sexy a nivel mundial por encima de destinos ya consagrados en este mercado como son Londres, Buenos Aires o Madrid. La gran mayoría de alojamientos y negocios de ocio y restauración se declaran abiertamente “gay friendly” y los cariocas, debido a su misma forma de vivir, son seres mentalmente abiertos y tolerantes.
Sus playas, famosas en el mundo entero, no podían dejar de ser un punto álgido en la agenda de los visitantes LGBT. En Copacabana desde hace muchos años, el puesto de la playa del Hotel Copacabana Palace es un reconocido punto de encuentro gay. La playa de Ipanema, por su parte, cuenta con el sector gay más grande y divertido de la ciudad donde una decena de “barracas” o chiringuitos se han hecho con una clientela fiel, especialmente divertida y sociable, dispuesta a abrir sus brazos a cualquier visitante.
La buena mesa y la alta cocina cada día cobra más relevancia en Río de Janeiro. Cientos de restaurantes de todas las gastronomías del mundo están esperando al público LGTB con la convicción de que son clientes de alto consumo, algo sofisticados y dispuestos a probar exóticas creaciones y combinaciones. Un ejemplo de ello es el restaurante “ZaZá Bistro”, que fusiona sorprendentemente elementos brasileños con otros traídos de Asia y del Medio Oriente.
“Mister Lam”, uno de los chinos más sofisticados del país, sirve una elaborada cocina mandarín y según los cariocas, es el local que ofrece los cócteles más creativos. Es un lugar apetecido por la jet set internacional y adorado por el colectivo en cuestión.
Más allá de famosas atracciones como pueden ser el Pan de Azúcar, el Cristo Redentor, el centro histórico o el barrio de Santa Teresa entre otras, la oferta de ocio es ilimitada. Ésta es una metrópolis en la que siempre está sucediendo algo: conciertos, espectáculos o exposiciones llenan una agenda cada vez más internacional.
El lujo y las últimas tendencias están presentes en tiendas, restaurantes y hoteles de autor, como es el caso del Hotel Fasano. Este establecimiento, decorado por el cotizado diseñador e interiorista Philippe Starck es todo un referente de modernidad donde celebrities y millonarios se dan cita para comer en su restaurante italiano o para tomar unas copas en su bar “Londra”, de claro corte británico. Es el lugar para ver y dejarse ver.
La siempre aclamada Confitería Colombo, en el centro de la ciudad, se impone a la hora del desayuno. Espejos belgas y forjas de hierro contribuyen a aderezar un escenario de antaño que evoca la época gloriosa de Río.
El centro comercial Shopping Leblon reúne lo más sofisticado de las marcas de ropa y artículos de decoración en un espacio moderno y muy exclusivo. Si hay alguna tienda de la que los cariocas se sientan especialmente orgullosos esa es la Perfumería Granado, que con varios años de historia continua elaborando jabones de tocador perfumados con las más exóticas esencias del trópico, aguas de colonia tradicionales o talcos y cremas de todo tipo.
Tomar un café en el “Parque Lage” es todo un must. La que fuera residencia de un millonario, se ha convertido en Escuela de Bellas Artes, y sus instalaciones están abiertas al público. Al fondo, el Corcovado, sirve de testigo del más sublime de los momentos.
La noche carioca es intensa y son innumerables los sitios para bailar, pero en lo que concierne a esta temática es la discoteca “The Week” la que atrae a miles de asiduos a la música electrónica cada fin de semana. Un espacio internacional con los mejores Dj´s del país donde es muy fácil toparse con algún personaje de la farándula local.
Si se prefiere algo más tranquilo, en esta ciudad siempre hay lugar para la bossa-nova ese ritmo local que tantas veces hemos tarareado todos en algún momento, y que tantas veces le ha dado la vuelta al mundo.
Recife: loca por la música
La capital del estado de Pernambuco y motor del nordeste del país es Recife; una ciudad acostumbrada a resistir invasiones y a luchar. Su fuerza se palpa en su fuerte empeño por progresar. Recife es una de las ciudades sede de la Copa de la Fifa y eso se percibe en las reformas y adecuaciones a las que está siendo sometida: la reforma del aeropuerto ya culminada, y las actuales obras de recuperación de los antiguos almacenes del puerto que serán convertidos en un importante punto de ocio y gastronomía.
Su casco antiguo alberga interesantes edificios tanto de corte portugués como holandés y en el barrio residencial más famoso se encuentra la playa urbana de Boa Viagem, que con sus casi cinco kilómetros de longitud se encuentra protegida por una impresionante barrera de coral.
Aquí han nacido algunas de las figuras más importantes de la música de este país como Otto, Lenine, los integrantes de Mundo Livre S.A. o la banda Naçao Zumbi. En esta tierra se vibra al ritmo de Frevo y Maracatú dos ritmos típicos de esta zona que son la esencia del carnaval más popular que se celebra en Brasil. Es conocido por todos como el carnaval da Rua, que por carecer la ciudad de sambódromo, todas las festividades acontecen en la calle. El llamado Galo da Madrugada, la principal agrupación del Carnaval de Recife, es la comparsa carnavalesca más grande del mundo y así consta el Libro Guinness de los Records. A esta festividad se suman cada año miles de turistas LGBT pues para muchos es el más divertido de Brasil y el menos comercializado.
Adicionalmente la comida del nordeste se posiciona cada vez mejor gracias a la gran variedad de productos autóctonos que utiliza.
Olinda: un beso de carnaval
Una de las ciudades históricas más bellas del país es Olinda. Situada a corta distancia de Recife, prácticamente integrada ya dentro del área periférica de la gran ciudad. Es una pequeña villa en lo alto de una colina, con preciosas casas multicolores y con un exquisito patrimonio en iglesias y conventos. Olinda es desde hace mucho tiempo refugio de artistas, bohemios y público LGBT. Su democrático carnaval es muy concurrido y son muchos los que viven aquí la fiesta durante el día para luego acudir en la noche al de Recife.
Aquí son típicos los muñecos gigantes que danzan por las calles y uno de los momentos más deseados por muchos es el que acontece en un trecho de calle en el que se permite besar a cualquier persona. Los mismos locales bromean al respecto contando anécdotas e historias de cómo se disfrazan de mujeres para poder besar al hombre que les gusta.
Talleres de artesanos, pintores, ceramistas y un sin fin de atelliers se agrupan en las aceras de esta población a la que todos siempre quieren volver.