De raquetas de nieve y aguas termales

Una caida en las pistas de Saint Lary me ha inhabilitado para esquiar nuevamente en este viaje. Gracias a ello, confirmo que quienes no esquían pueden divertirse tanto o más que los que descienden por las pistas.

Excursión con raquetas de nieve por el Val Louron, Altos pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes
Excursión con raquetas de nieve por el Val Louron, Altos pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes

La luna llena y el cielo despejado de la noche anterior han debido contribuir a que la temperatura del Val Louron, en los Altos Pirineos franceses, cayera hasta los 20 grados centígrados bajo cero. Amanecemos congelados, pero el sol es radiante. El paisaje inmaculadamente blanco de los Pirineos, es lo suficientemente seductor como para pensar en la temperatura. El termómetro subirá pocos grados y no por ello pienso renunciar a las actividades del día: excursión por la montaña con raquetas de nieve y sesión de balneario por la tarde.

Raquetas de nieve. Altos Pirineos, Francia. Copyright Hernando Reyes
Raquetas de nieve. Altos Pirineos, Francia. Copyright Hernando Reyes

Confieso que nunca antes me había calzado las raquetas. En el camino hacia el punto de encuentro con Caroline -la guía encargada de llevarnos por el monte-, pienso que el abundante espesor de la nieve debe complicar cada paso que se dé y que el trecho a andar debe ser generoso. ¿Podré con las raquetas? ¿Cómo se camina con eso? ¿Y si el dolor de mi rodilla va a más, me permitirán devolverme?

Val Louron, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes
Val Louron, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes

Efectivamente son eso, unas “raquetas” con un enganche para las botas de andar (après sky) o el calzado adecuado para la nieve. En la suela un hierro asegura la pisada agarrando el terreno con firmeza para no resbalar. El talón se levanta sin dificultad, aparentemente el truco está en caminar normalmente, como si no se llevaran esos aparatos en los pies.

Los diez excursionistas iniciamos nuestra aventura. Avanzamos por un sendero con construcciones de piedra y graneros típicos de esta región. Iniciamos el ascenso bordeando un barranco, seguimos un sendero semi demarcado, el paisaje es de película… Puedo andar sin dificultad aunque con dolor. La montaña se va ascendiendo en trechos horizontales para notar menos el desnivel y la nieve virgen nos regala las improntas de aves, de zorros y de liebres. Hayas, pinos y coníferas que desconozco se elevan a los lados. El aire es gélido, es puro como la luz… El sol apenas calienta. El último trecho del ascenso es complicado y se me hace difícil avanzar por mi rodilla que cada vez duele más (la afección es un derrame sinovial ocasionado por la caída en Sain-Lary). Debemos llevar unos 3 kilómetros y aún falta un poco de trayecto para coronar la montaña. Lo consigo haciendo esfuerzos. Una vez arriba la vista es colosal, cualquier esfuerzo vale la pena. Pienso en los alpinistas que escalan cumbres de verdad, alturas imposibles y me siento una minucia.

Panorámica del Val Louron, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes
Panorámica del Val Louron, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes

La resentida rodilla parece estar enfadada conmigo. Pienso en cómo será el descenso y miro al horizonte, a la inmensidad de este sistema montañoso. Tras una pausa y un refrigerio en las alturas nos dirigimos a unas laderas pronunciadas cubiertas de impoluta nieve por las que debemos descender corriendo e intentando que cada pisada sea poco pronunciada para no enterrar demasiado los pies y así avanzar más fácilmente. Son tres carreras largas y lentas. Tardo en bajar más que el resto de mis compañeros. Finalmente lo logro. Al observar desde abajo el trecho recorrido concluyo que estar fastidiado ha sido un handicap, que en condiciones normales esta aventura habría sido muchísimo más fácil y agradable, porque realmente lo es. Cualquier persona la puede realizar. Las raquetas son una alternativa genial para todo aquel que no esquíe y más cuando el paisaje es simplemente espectacular.

La meta en la excursión de raquetas de nieve por el Val Louron, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes
La meta en la excursión de raquetas de nieve por el Val Louron, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hernando Reyes

En la tarde y como si así lo hubiera dispuesto el traumatólogo, las aguas de la experiencia holística de Balnea ejercen un notorio poder curativo sobre mi dolencia. Balnea, como su nombre lo indica, es un balneario y centro termal en las inmediaciones del pueblo pirinéico de Loudenville al que resulta obligatorio acudir cuando se visita esta zona del sur de Francia. Varios espacios lúdico termales inspirados en diversas civilizaciones de la humanidad (romana, amerindia, tibetana, japonesa etc.), invitan a la relajación otorgando bienestar a cuerpo y alma a través de jacuzzis, piscinas de diferentes temperaturas, cascadas de agua, baños musicales, baños turcos, saunas o camas con burbujas.

Espacio Onsen de BALNEA, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hautes Pyrénées
Espacio Onsen de BALNEA, Altos Pirineos. Francia. Copyright Hautes Pyrénées

Existen además procedimientos personalizados a base de masajes manuales -con calor o aceites esenciales-, hidromasajes y tratamientos para el rostro, la espalda o el cuello. Toda una propuesta para que en las tardes los deportistas cambien el forfait por una sesión de bienestar y relajación. El último espacio de Balnea se ha construido al aire libre, es de estilo japonés y se denomina Espacio Onsen, incluye tres piscinas con temperaturas de 33º, 37º y 40º centígrados, con unas vistas impresionantes a las cumbres pirenaicas; un jardín zen; tai chi y prácticas de respiración y 2 saunas acristaladas con vistas a las montañas.

Balnea, Altos Pirineos. Copyright Hautes Pyrénées
Balnea, Altos Pirineos. Copyright Hautes Pyrénées

Termino el día “realmente nuevo”, mi rodilla empieza a mejorarse seguramente por los efectos de las aguas subterráneas ricas en minerales, por las diferentes temperaturas de las mismas y por el ejercicio realizado en un día que no olvidaré fácilmente.

Perro en la excursión de raquetas por el Val Louron. Altos Pirineos. Copyright Hernando Reyes
Perro en la excursión de raquetas por el Val Louron. Altos Pirineos. Copyright Hernando Reyes

Los Altos Pirineos, ofrecen a todos ellos que no esquían un amplio abanico de posibilidades para divertirse: balnearios, excursiones en moto nieve o en raquetas, parapente, paseos en trineos de perros, etc… Además, descubrir la gastronomía y los vinos de la zona es una tarea “exquisita”.

7 comentarios sobre “De raquetas de nieve y aguas termales”

  1. Siento lo de tu rodilla, pero me das un poco de envidia. Este invierno en Madrid parece que no nieva, así que viendo esa naturaleza tan espectacular me entran ganas de viajar hasta allí aunque sea con las raquetas puestas. Bravo Hernando!!!!

  2. Ya decia yo, Hernando en la nieve, seria algo parecido al equipo Olimpico Jamaicano de Bobsleigh. Al menos volviste pa’contarlo. De todas maneras, parece chulo, divertido y muy atractivo.

  3. Mi rodilla ya está casi casi a punto. Volveré siempre a la nieve, da igual mi origen tropical me desenvuelvo bien en ella, me gustan sus paisajes y esta parte de Francia, es sin duda, muy muy especial. La diversión está asegurada, los deportistas encuentran las mejores condiciones de nieve en sus estaciones y el entorno es una maravilla.

  4. Ciudadano, yo creo que lo de tu rodilla es la excusa perfecta para degustar esos buenos vinos de la zona, saciar el apetito con un buen foie y dejar el cuerpo al socaire de las musas termales. !Anda que no eres listo¡. …… Ay, dios mío… las secuelas del carnaval. Un abrazo, Nando (de los dos)

  5. Jose, Jose… que la gente va a pensar que llevas razón… Ja, ja ,ja Aunque todo es como lo cuento, la verdad que sí que vino bien para el buen comer! Una abrazo.

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