Muro Alto es el sector más exclusivo de la playa de Puerto Gallinas en el nordeste brasileño. En él se encuentra el que fuera seleccionado el pasado mes de octubre como el mejor resort de playa de Brasil: «Nannai Beach Resort».

Hoy he llegado, tras unas conexiones de vuelo criminales, a esta parte del mundo y me encuentro escribiendo este post desde una de las impresionantes habitaciones del hotel en cuestión: lujo en los trópicos.
Siempre me ha sorprendido la facilidad que tienen los brasileños para hacer de lo sencillo algo muy especial, único y diferente. Conjugan como nadie los detalles banales con el encanto de sus imponentes recursos naturales. Al ser un país de “mistura cultural”, han sabido traer de sus raíces negras, indígenas y europeas lo mejor de cada una: música, gastronomía, mestizaje, arquitectura o sincretismo religioso son aspectos que, desde una amplia herencia cultural, contribuyen permanente a moldear lo que el sociólogo pernambucano Gilberto Freyre, llamara “a brasilidade”.


En este hotel las cosas no son diferentes: Son 12 las hectáreas sobre las que se levanta un complejo inspirado en cánones balineses pero con un carácter absolutamente brasileño, que preserva los valores ambientales, climáticos y culturales de la región y donde las plantas escogidas para su increíble paisajismo, y la mano de obra utilizada en la construcción, son completamente autóctonas y locales.
Cinco son los tipos de habitaciones que forman el conjunto total de 91 apartamentos y bungalows del Nannai Beach Resort, dotados de todas las comodidades del mundo contemporáneo, y con una decoración tropical que abraza lo vanguardista. Los bungalows, se han levantado dando la sensación de flotar sobre el agua de sus propias piscinas, un aspecto que recuerda sin duda, algunas villas del sudeste asiático. Y los 6000 m2 de piscinas que recorren todo el complejo comprenden zonas de natación y espacios de hidromasaje, recordando siempre al huésped que en este país lo que hay es agua.


Pistas de tennis, un campo de prácticas de golf, un gimnasio de lo más cosmopolita, aportan junto con el kayak y la “jangada” (embarcación a vela típica del nordeste de Brasil), el halo deportivo.
La política de tarifas del hotel es de media pensión, incluyendo desayuno y cena. De esta manera es posible disfrutar con absoluta libertad de los encantos de la zona. Son precisamente las piscinas naturales, construidas por las formas caprichosas de la barrera de coral que se extiende a lo largo de la costa y que se aprecian durante la marea baja, uno de los principales atractivos del “Porto do Galinhas”.


Sobrevolar en helicóptero las hermosas playas y los fondos coralinos de la costa es una opción muy solicitada por los clientes del hotel, aunque descubrir innumerables playas abarrotadas de palmeras y poco concurridas es una actividad mucho más demandada y que se realiza en buggy, el tradicional vehículo para movilizarse sobre la arena sin dificultad.
Los premios
Y se preguntará el lector ¿quién ha otorgado a este hotel el título de mejor resort de playa de Brasil? Pues bien, en este caso son los lectores de la revista brasileña Viagem & Turismo, la más importante del sector en el país suramericano, así como la de mayor difusión nacional.
El hotel ya goza desde hace un tiempo con el visto bueno de Conde Nast Johansen´s, una de las guías especializadas y de mayor prestigio en el mundo del lujo hotelero, quien lo recomienda con la certeza de que no falla en ningún aspecto. Y por si fuera poco, la playa de Puerto Gallinas, en el estado de Pernambuco, ha recibido en más de 9 ocasiones el galardón de “la playa más bonita del país”, todo un mérito en una nación que tiene más de 7000 km de costa sobre el Atlántico.
que delicia……..
Espectacular…cuánta envidia das….
Quiero ir a Brasíl!!! YA!!!
Hernando! Desfrute esse paraíso. Se sobrar tempo, visite Cabo de Santo Agostinho e uma pequena praia chamada Paraíso. Enjoy!! Abraços!
Que pasada de Resort. Supongo hasta se comerá de maravilla… Para un retiro temporal me pidiría uno como este…
Saludos
me encanta pormi estaria ya en esa playa
Un momento, un momento…. dime los precios que mi Nuria ya está sacando los billetes de avión. Ella, una vez que acabamos de regresar de Viena y ya se sentía Emperatriz, dice que quiere aprender a bailar la samba y después…este resort.
Nando, mi prejubilación no da para tanto, por favor…..
Un abrazo, ciudadano viajero.