Desde la frontera con España hasta un poco más al norte de la población de Anglet se encuentran las que probablemente sean las mejores olas de Francia. Rendimos homenaje a la región que introdujo el surf en Europa, y al deporte que refuerza la personalidad y hace más felices a sus practicantes: el surf.
Texto y fotos: Redacción ALTUM
Famosa en todo el mundo por la calidad de sus olas y por su espectacular litoral, con playas de arena fina y naturaleza excepcional, la costa del País Vasco francés es el destino idóneo para la práctica del surf desde que en los años cincuenta llegara a Europa, por estas costas, el deporte de la tabla que se desliza sobre las olas.

Las olas más elegantes
En 1957 durante el rodaje de una película, el guionista y productor cinematográfico Peter Viertel, marido de la actriz Deborah Kerr, hizo que le enviaran desde California hasta Anglet sus tablas, instaurando así las bases de este deporte en Francia y en Europa.

Hoy, Biarritz es la capital del surf del continente, es sede de importantes eventos deportivos acuáticos a nivel mundial y también es la magnífica anfitriona de varios festivales de cine.
Los aires de los viejos tiempos siguen presentes. Aunque su glamour no sea el mismo de otras épocas, basta con pasear por plazas y calles de la Avenida de la Emperatriz y contemplar sus impresionantes construcciones decimonónicas o admirables vestigios arquitectónicos para remontarse a esa “Golden Age” que marcó historia.

Si la naturaleza de Biarritz es perfecta para la práctica del surf, en tierra firme el destino ofrece toda una serie de atractivos que redondean la oferta de turismo deportivo: gastronomía, cultura y ese art de vivre tan suyo que hacen que los visitantes que escogen este destino para sus vacaciones se sientan completamente libres y felices.
365 días de SURF
Tanto la oficina Biarritz Tourisme como la Agencia de Atractivos y Desarrollo Turístico de Béarn Basque Country a través de “Biarritz – Basque – Country”, una de las marcas globales que llevan la imagen de Francia en el exterior, se han embarcado en un proyecto para promover la práctica del surf en la costa vasca a nivel nacional e internacional durante todo el año (desde Anglet hasta Hendaya).
De esta nueva federación institucional ha nacido el nuevo portal surf-biarritz-paysbasque.com en donde se pueden encontrar las diferentes modalidades de surf que existen, un directorio de las escuelas de este deporte en la zona, cursos, actividades para realizar en destino, directorio de restaurantes y bares, y medios de transporte público en la región. Las oficinas de turismo de las poblaciones de Anglet, Bidart, Saint-Jean-de-Luz y Hendaye, y unas 37 escuelas de surf de la costa vasca francesa también son partícipes de este proyecto construido en torno a dos ejes: calidad e ingeniería, promoción y comunicación.
¿Un estilo de vida? o ¿una terapia?
Son 30 km de costa vasca francesa en los que concentran todas las sensaciones de las mejores olas del mundo y los spots para todos los niveles: desde el principiante que desea descubrir los placeres del deslizamiento, hasta el experto que quiere superar sus límites.

Dicen los entendidos que el surf se toca, se huele, se ve, se siente, y ese sentimiento es tan abstracto como la tristeza y la alegría: “only a surfer knows the feeling”. Además por defecto, el surfista es nómada, ecologista y hasta metereólogo. Atrapados por el mar los practicantes deben adaptarse a la ola y a sus cambios de ritmo mientras la sensación de libertad que se experimenta alcanza sus máximos niveles, esto para muchos es la mejor manera de afianzar la confianza y reforzar la personalidad además de contribuir como pocas cosas, a la felicidad. Esto explica porqué en el país vasco francés el surf no es solamente una forma de vida, es también una terapia.
La ola de Belharra
Son muchas las razones que explican porqué el País Vasco francés es uno de los destinos de surf preferidos a nivel internacional.
Tanto para los principiantes como para aquellos expertos que buscan la ola perfecta, los alrededores de San Juan de Luz son ideales para practicar toda clase de deportes acuáticos desde el surf hasta el stand up paddle pasando por el longboard.

La playa de Erromardie, es la playa perfecta para los aficionados, y la de Lafiténia, con su orilla recta de 100 m, es comparada con la famosa “Bells Beach” australiana, acogiendo numerosas competiciones de prestigio internacional.
Al sur, el auténtico y tranquilo pueblo de Guéthary también cuenta con playas ideales para practicar el surf como la kilométrica Parlementia donde cada vez se practica más el longboard, y que se ha convertido en un clásico de la región; o la de Cenitz, que con sus tres tipos de olas diferentes es el escenario ideal para practicar todos los niveles.

Por último, un poquito más al sur en un día de fuerte oleaje, es posible descubrir “la joya de la corona” de los grandes surfistas: la famosa ola de Belharra, en Urrugne; una ola de 10 metros muy poco común que ha sido surfeada menos de 20 veces en 12 años.
Iniciarse en medio de la belleza

Entre la Bahía de Txingudi y el mar, se encuentra Hendaya, una preciosa localidad próxima a la frontera española situada en un entorno privilegiado donde descubrir Ondarraitz. Una playa urbana de arena fina y dorada en suave pendiente, que la convierte en uno de los arenales más seguros de Nueva Aquitania.
Con sus 3,5 km de longitud y 100 m de anchura, considerada como la sexta playa más bonita de Francia, es apropiada para el aprendizaje e iniciación del surf para todas las edades. Además, para los amantes de los deportes acuáticos, Hendaya es el destino ideal para practicar el “Stand-up Paddle” para que con un remo y sobre una tabla cualquiera disfrute dando un paseo por el litoral.
La fuerza de “Los Gentiles”
Uno de los elementos característicos y destacados de la playa de Ondarraitz son unas rocas llamadas «Les Deux Jumeaux» (las dos gemelas).

Dos enormes piedras que se asoman al final de la playa y que según cuenta la leyenda, fueron arrojadas por los Gentiles, unos seres de la mitología vasca poseedores de una fuerza inusitada que pretendían destrozar la Catedral de Bayona pero que fallaron en su intento. De nombre “Dunba Zabala” y “Dunba Luzie”, las dos rocas llegaron hasta Hendaya para formar una estampa mágica.
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