Hotel María Cristina: «Vivir como en una película»

Lo dice el actual director del Hotel, el australiano, Ned Capeleris.  Y también lo han sentido Audrey Hepburn, Bette Davis, Catherine Deneuve, Dani de Vito, Elisabeth Taylor, Francisco Rabal, Glenn Ford, Harrison Ford, Iciar Bollaín, John Travolta, Julia Roberts, Kirk Douglas, Lauren Bacall, Mickey Rooney, Naomi Watts, Orlando Bloom, Pedro Almodovar, Quentin Tarantino, Robert de Niro, Sophia Loren, Tommy Lee Jones, Ursula Corberó, Viggo Mortensen, Woody Allen, Xabier Elorriaga… Nombres unidos entre sí más allá del cine. Todos tienen en común haber pasado por este mítico hotel MARIA CRISTINA unido, inevitablemente, a la historia del séptimo arte.

 Por: Araceli Viqueira

 

 Quizá alguno de los citados ha evitado entrar por la puerta principal. Pero todos han pisado sus alfombras, se han mirado en sus espejos. Quizá, se han tomado un cóctel en el Dry bar. Han podido, incluso, ser los protagonistas de las excentricidades que se atribuyen a las estrellas. O ser, como lo ha sido Bette Davis, el mito que ha dado nombre a una de las suites más solicitadas del hotel.

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Bette Davis se alojó en la habitación 415 del hotel hasta donde llegó con más de 40 maletas para recibir, con 81 años el premio Donostia. Murió días después de haber ofrecido una “ahumada” rueda de prensa que muchos calificaron de actuación premeditada.

La Belle époque sigue muy viva en cada esquina del hotel María Cristina que ha recuperado el turismo de lujo de esa época de esplendor e incorporado a clientes que quieren tener, al menos una vez, la experiencia de pasear bajo los altos techos del aristocrático hotel, subir las curvadas y alfombradas escaleras, dejarse caer sobre los sofás de la entrada, ver desde el balcón o ventana de la habitación el cauce del Urumea, el mar o el vecino Teatro Victoria Eugenia y, en definitiva, vivir la creación del arquitecto francés Charles Mewes , fallecido en 1914 ; sólo dos años después de la inauguración del Hotel María Cristina. Cuesta creer que esta belleza tenga 106 años, aunque sepamos que se ha sometido a algunas cirugías, la última en 2012. Menos de dos lleva al frente Ned Capeleris para quien el lujo no es algo nuevo ya se ha codeado con el a su paso por establecimientos de Doha, Dubai o Singapur. Hablamos con él para conocer sus impresiones.

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Ned, es un australiano de origen griego que, mientras aprende cada día un poco más de euskera, habla inglés, griego y español. Llegar a este hotel, de la Luxury Collection de Marriot, dice, fue como ganar un premio.

Ned Capeleris, es desde hace poco más de un año el nuevo director del Hotel María Cristina. Más que un edificio, una referencia internacional y más que un alojamiento un hogar para muchas personalidades ¿Es eso una presión extra para un director de Hotel?.

Para una persona a la que le gusta el lujo llegar a un hotel con la reputación internacional del Maria Cristina, en un destino catalogado de capital gastronómica, que acoge no solo al Festival de cine sino a otros eventos multitudinarios es un reto. Pero es un reto al que hacemos frente de manera colectiva. Somos afortunados porque contamos con personas como Mikel (pasa en estos momentos junto a nosotros con una bandeja en la mano y Ned le saluda cariñosamente), que lleva trabajando con nosotros 43 años y que es una de las 3 personas por las que Bette Davis quería ser atendida en su suite. (La estrella, la diva, del cine de los años 30 acudió a San Sebastián en 1989 y sólo quiso tener contacto directo con 3 personas en el hotel. Aunque estaba enferma de cáncer y hacía caso omiso a los consejos médicos de que dejara de fumar, pocos imaginaron que su presencia en el Zinemaldia aquel año sería su despedida mundial y que moriría en Paris  días después).

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139 habitaciones tiene el hotel que se siente parte de San Sebastián y se implica en actividades diversas como facilitar visitas una vez al mes a personas de la tercera edad o en realizar mercadillo en favor de UNICEF con los donativos que hacen los propios empleados

Ver a Mikel -sigue diciendo Ned- y a otros 40 compañeros que llevan trabajando más de 25 años, me hace pensar en ellos como en el alma del hotel. Es un hotel del que se habla en prensa, en radio y en TV; pero es un hotel de equipo; no de director.

¿Si el hotel ya es lo que es, si ya está en lo más alto, si ya ha sido fotografiado en miles de ocasiones por turistas y periodistas, si su fachada es tan reconocible como la propia barandilla de la playa de La Concha, que nuevo valor se le puede añadir?

Desde el punto de vista internacional, por volumen, EEUU es el primer mercado para el hotel seguido de Japón y de Australia, mi país. Cada día, desde primera hora de la mañana a última hora de la noche, cuando visito las diferentes áreas del hotel y los huéspedes me preguntan por mis propias impresiones, me esfuerzo en transmitir lo que siento.  No es algo, en realidad, que sólo haga yo. Lo hacen mis compañeros que, siendo de aquí, parten de otra perspectiva diferente. Pero para alguien que viene de otro país, como vengo yo, es vivir una película.

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El edificio del Hotel se mantiene con la imagen original casi, en su totalidad. Fotos de época, joyas como el propio hotel, cuentan con imágenes reales la historia de una época que sigue atrayendo a propios y extraños

Andar las calles de San Sebastián, pasar tiempo en el hotel y ver su conexión con la historia de la ciudad, es un placer. Contar que en 1912 el hotel fue inaugurado por la reina María Cristina me permite comprobar que la gente está tan impresionada como yo. El “Halo effect”, es tan efectivo como las redes sociales y hace que quienes nos visiten lo cuenten a todo el mundo o que quienes ya han estado regresen.

Un australiano, casado con una santanderina, aterriza en Donostia. Suena al arranque de un chiste. ¿Alguna vez pensó en decir no?. Usted ha estado al frente de hoteles de lujo en ciudades como Doha, Singapur o Dubai ¿las echa de menos?

Yo represento a Marriot International y no he tenido nunca recelos en trasladarme a ninguna ciudad o país, porque eso ayuda a trabajar con todas las sensibilidades. La compañía sabe que no tenemos hijos y aunque eso haga más fácil tomar decisiones, la realidad es que en este caso nos permitía trabajar “en casa” después de tantos años alejados.  Hemos pasado muchos años en el Golfo Pérsico, años duros que, como profesional, me han hecho más fuerte. En el caso de San Sebastián, mi esposa, Carmen, me explicó de manera sencilla la historia del País Vasco y vivo aquí muy cómodo. Mi carácter coincide con el valor a la palabra y a la ética que dan los vascos.

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Si un cliente llega en coche tiene servicio valet. Capeleris es defensor a ultranza de la convivencia entre todos los trabajadores. Comen juntos, hacen deporte y participan de acciones solidarias. La próxima meta es atender en sus domicilios a personas necesitadas a las que ayudarán con la limpieza, labores de manutención o elaboración de comidas.

Soy realista y directo, como creo que lo sois vosotros. A mis compañeros les pido que no pretendan ser de otra manera de como son; es una cuestión de respeto. Mi lema es ser persona primero y, después, un profesional. La cadena se encarga de la formación y ellos tienen que saber que han sido elegidos porque tienen todo lo que se necesita para trabajar.

¿Cómo se elige a un profesional para trabajar en una cadena de lujo?

Pasan hasta por 5 entrevistas hasta saber que el candidato lleva en el ADN la voluntad de dar servicio. A mi llegada, siempre les muestro mi satisfacción por tenerlos como parte de la familia Marriot en la que cada uno tiene asignadas tareas diferentes pero forman un solo equipo (y una vez más Ned da muestras de conocer no sólo los nombres de los compañeros sino los puestos que ocupan por muy alejados que estén del suyo).

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Provienen de diferentes partes de España o del mundo. Hablamos, entre todos, 20 idiomas y están capacitados para tomar decisiones que impacten positivamente en el huésped (nuevamente relata nombres de compañeros de diferentes áreas y las habilidades que han demostrado tener). “Put he people first” es la filosofía de Marriot desde el origen y seguimos  convencidos de ello.

En el tiempo que lleva en el hotel ya ha tenido ocasión de comprobar cómo se viven eventos multitudinarios como el Festival de Jazz, la Behobia o el Zinemaldia ¿Generan problemas extra de seguridad?

El Zinemaldia es para nosotros el evento más complejo. Son semanas de trabajo intenso que, aunque todos los compañeros hacen encantados y no cogen vacaciones, obliga a trabajar día y noche; a estar pendiente de cada detalle. Son muchos a tener en cuenta en materia de seguridad o lavandería, por ejemplo; cosas que hacemos habitualmente pero que, en ese momento, tienen repercusión  mundial. Se revisan las preferencias de cada uno de los asistentes, no porque sean problemáticos porque, en general, son muy educados y están acostumbrados a viajar. Pero nosotros tenemos responsabilidad no solo como hotel, sino como destino.

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©Leonardo

Una responsabilidad que se extiende al exterior del hotel donde también los actores son esperados por el público. Ha sido muy grato conocer en estas dos últimas ediciones en las que he estado a personas como Arnold Schwarzenegger, Monica Belutti, Glenn Close, Chris Hemsworth, Bradley Cooper…. y a muchos otros. ¿Se llega a duplicar la seguridad, Ned ? Si, además de la seguridad interna, propia del hotel, está la seguridad del propio Festival de cine y , por supuesto la seguridad de las autoridades locales e institucional.Es una presencia impresionante de seguridad

¿Son bulos o son ciertos los rumores de los caprichos que piden las estrellas cuando se alojan en el María Cristina?¿Qué es lo más curioso o difícil de conseguir que le han pedido? ¿Que se hace cuando se piden imposibles, se puede decir no a algo?

No ha habido nada en particular que me haya llamado la atención. La mayor parte de las peticiones están vinculadas al cuidado que hay que tener con algunos objetos frágiles o de valor, como joyería o vestidos, que traen consigo o con la dieta por problemas alérgicos, celiacos o con el azúcar.

Dani de Vito, que ha estado aquí este año, encantador y educado, estuvo encantado con el menú de Francis Paniego en el restaurante. Hay que saber dar espacio a la gente y los trabajadores saben que hay que dejarles tranquilos. No es extraño que a veces no accedan por la puerta principal y lo hagan por otra entrada… pero todo entra dentro de la normalidad que hay que darles.

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El mejor bar de cócteles de la ciudad. En el Dry bar termina el periplo de quienes han adquirido el pasaporte para visitar una serie de bares por la capital donostiarra de los que se recomiendan sus mejores pintxos. Quienes lo presenten, sellado, son premiados con uno de los fabulosos cocteles o gin-tonics que tanto gustaban a Marlon Brando y donostiarras de a pie que lo visitan a diario.

Sea critico ahora con el hotel: háblenos de un aspecto mejorable…

Hay que luchar contra la autocomplacencia. No acomodarnos por el hecho de trabajar en un hotel-palacio. Es humano, claro, pero hay que estar motivado cada día como si tuviéramos que competir con hoteles similares.

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Personajes de fama internacional se han alojado en el hotel, desde políticos a gente del mundo del cine o la música. Sus empleados, pueden presumir de haberles hecho sentir que estaban en su propia casa

El aspecto positivo es que capturamos ese mercado pero, la parte negativa es que puede llevar a acomodarnos. La excelencia no es un destino es un viaje…. que continúa. Siempre hay que hacer las cosas mejor, aunque el nivel sea muy alto y se reciban premios.

¿Qué es lo que más le gusta del hotel?

La gente (responde sin dudar ni un instante y luego prosigue). Estoy muy sorprendido de la disponibilidad, de la manera en la que llevan la responsabilidad y hacen el trabajo. En otros lugares es necesario comprobar que las cosas están hechas quizá por la rotación del personal que estaba en constante cambio. En el María Cristina, por ejemplo) 3 de los trabajadores del bar llevan más de 25 años (los nombra y elogia la habilidad de uno de ellos que pasa en ese instante para elaborar un cóctel, mantener una conversación con el cliente, servir champán con servilleta o recordar los nombres de los clientes, muchos de ellos donostiarras).

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El estándar de lujo de la cadena es el mismo en cualquier país del mundo, aunque la estética sea diferente. El Maria Cristina ha sido incluido entre los mejores hoteles del mundo por Conde Nast Traveler.

Eso es impensable en Emiratos, Israel o Dubai donde los hoteles rivalizan por conseguir trabajadores. Aquí podemos presumir de tener personal que conoce nuestra historia, nuestra cultura y hasta nuestros gustos o preferencias.

No sé si antes de llegar a san Sebastián conocía la ciudad y, sobre todo, el culto a la gastronomía que se rinde en el País vasco. ¿Se siente partícipe, lo entiende?

Sí. De hecho la mayor parte de las fotos de mi Instagram tienen que ver con la comida. He asistido a clases de cocina, he visitado todos los bares de pintxos que aparecen en nuestro pasaporte, he ido a bares de todos los barrios con compañeros, a restaurantes Michelin con huéspedes… En realidad, yo necesito ser un embajador de Donostia y, por fortuna, me gustan desde los pintxos a la comida tradicional o lo que se sirve en los restaurantes Michelin.

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Detalle del desayuno del hotel.

Un príncipe del mundo árabe que nos ha visitado este verano quería probar algo diferente y así pude sugerirle que probara la carne de Kobe o de bueyes de raza Wagy, que criados en los pastos de Hondarribia, sirve en el Asador Trinquete, de Irún, donde se le reservó una sala. Lógicamente le encantó. Pero podría haberle hablado de Getaria, Zarauz o de tantos otros sitios donde comer cosas extraordinarias.

Oyéndole hablar con tanto entusiasmo es fácil concluir que conoce rincones que le resultan atractivos. ¿Cuáles son sus favoritos?

Me gustan muchas partes. Me gusta mucho correr y las tres playas para practicar por allí pero, si hay mucha gente, me voy a Buena Vista o Pasajes que me encanta, por el monte.

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El hotel está en la orilla del Rio Urumea a escaso distancia de las playas de La Concha, Ondarreta y la Zurriola

Me gusta también el rio Urumea y atravesar el  Cristina Enea y otros pequeños parques desconocidos para la gente. Si se trata del día a día, me gusta pasear por las calles de lo Viejo, tomar churros con chocolate. Para mí esto es, vivir como en una película

Más información: www.hotel-mariacristina.com

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