Las copas en las mesas de los coloridos establecimientos que desde Ribeira, la orilla portuense del rio Duero, reflejan los vaivenes de los “rabelos” en las aguas frente a las bodegas de Vila Nova de Gaia rebosan vino. Allí, en Gaia, un sin número de barricas, toneles y cubas custodian el preciado líquido elaborado por bodegas que, genéricamente, se conocen como bodegas de Oporto. Porque, en realidad, ambas localidades, Oporto y Vila Nova de Gaia, están separadas, o mejor unidas, por un puente de 45 metros de altura: el puente de Luis I, de doble plataforma, construido por un socio de Gustave Eiffel.
Por: Araceli Viqueira
Fotos: Redacción ALTUM
Puente y vinos rivalizan en popularidad en Oporto. Las peculiaridades del vino que pasea el nombre de la ciudad por el mundo, son defendidas por las bodegas que abren sus puertas -y sus barricas- para deleite del visitante. Un vino diferente, fortificado al interrumpir el proceso de fermentación a las 72 horas para añadir aguardiente de 77 grados.
El origen de este caldo “modificado” en sus versiones de tinto, rosado o blanco y elaborado con uvas de la región del Alto Duero, se remonta al siglo XVII.
El misterioso embrujo del «DON»
Comprada por el grupo Sogrape que posee varias bodegas en Oporto, Sandeman, cuyo logo y grandes letras pueden verse a distancia, nace a finales del siglo XVII merced a la decisión de un joven escocés de invertir dinero prestado en la comercialización de vinos de Oporto y Jerez. La capa estudiantil portuguesa y el sombrero jerezano que viste la misteriosa figura del “DON”, logotipo creado en 1928 , aúnan ambos mundos.
En la actualidad el edificio alberga no solo las bodegas de las que salen 20 millones de botellas al año sino que, respondiendo a un concepto polivalente, incluye una terraza, un bar y un hostel, abierto este mismo año.
Poco han cambiado, sin embargo, las cuevas que siguen manteniendo las condiciones naturales para conservar en perfecto estado millones de litros de vino ahora transportados al resto del mundo en camiones cisterna, como siglos atrás se hacía en “ravelos”.

El de Oporto, mayoritariamente rojo, es, fundamentalmente, un vino de mezclas; sus versiones clásica, reserva o towny pueden haber pasado entre 3 y 40 años de maduración.
Excepcionales pueden considerarse las denominadas “vintage”, vino que procede de una sola cosecha y que, al depender de la calidad, no se produce todos los años. Las últimas botellas se remontan a 2011 y 2016.
Olvidados parecen los tiempos en los que el vino de oporto era considerado un vino de gente madura. Los jóvenes han reinventado las maneras de tomarlo y proponen sugerentes y atrevidas combinaciones para ir de copas: de copas de Oporto.
Las bodegas Sandeman son visitadas anualmente por 100.000 personas que, al terminar el recorrido, meditan la variedad de vino que quieren llevarse a casa mientras catan algunas opciones. Á vossa!
Más información: www.sandeman.com
No puedo dejar de visitar ese oporto