ESLOVAQUIA, ese pequeño y desconocido país

Aún por descubrir, la joven Eslovaquia,  ofrece todo al visitante. Lo han comprobado muchos jóvenes atraídos por la incesante actividad de Bratislava, su capital. La noche es momento de tomarse una cerveza en cualquiera de las modernas cafeterías, por poco más de un euro. El día hay que dedicarlo a recorrer una ciudad, que sorprende desde el principio al fin. Bratislava es el destino perfecto para una escapada de fin de semana y no sólo para una rápida visita desde las cercanas Viena, Budapest o Praga. Proponemos dedicarle varios días al país para descubrir algunas de sus maravillas y estudiar su historia.

Por: Araceli Viqueira
Fotos: Redacción ALTUM

Bratislava

De apenas medio millón de habitantes, que sigue recuperando edificios de la época comunista, no carece de modernas construcciones. Desde una de ellas, el UFO Observation Deck,un restaurante-mirador, en forma de ovni sobre el Danubio con vistas panorámicas, se obtienen las mejores vistas de la ciudad que rivalizan con las del  Castillo desde el que, con buen tiempo se llegan a ver los Alpes.

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Imperdible el casco antiguo, encantador, medieval y pequeño en el que no faltan en él palacios, iglesias, lujosos restaurantes y, por supuesto, las divertidas estatuas de bronce repartidas por todo el casco histórico.

Rodeada de viviendas de la época comunista y próxima a una escuela de diseño similar, la Iglesia azul de  Bratislava  es un edificio de art nouveau húngaro que hay que visitar pese a no estar en el centro. Además del color, llama la atención la cantidad de jóvenes que acuden a misa diaria.

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Dónde dormir: Hotel Austria Trend, moderno hotel de 4 estrellas en el centro de Bratislava, desde el que se llega andando a los puntos principales de la ciudad.

Dónde comer: Dolnozemska restaurant, céntrico restaurante de comida típica eslovaca, raciones muy abundantes, bien cocinadas y presentadas.  Slovac pub, céntrico y concurrido por lo que conviene reservar. Sirven la típica sopa de ajo en una hogaza de pan.

Devin

A sólo  15 km de Bratislava, se puede llegar a Devin en autobús o barco; no en vano está situado  en la frontera fluvial con Austria, donde confluyen los ríos  Danubio y Morava, de aguas visiblemente más oscuras. A la ya romántica ubicación del castillo, desde la que se ve navegar a los catamaranes que unen Bratislava con Viena, se le suma la leyenda que narra el suicidio, desde una de las torres, de una joven, monja por imposición paterna,  que se arrojó al rio al saber que su familia había matado al hombre que amaba.

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A los pies de la fortaleza , desde 1932 propiedad de la familia Palffy tras pagar el equivalente a 30 euros y destruida en el siglo XIX por Napoleón,  se encuentra  el arco de la libertad, un monumento que recuerda a quienes, no hace tanto, perdieron la vida intentando escapar del comunismo.

Hronsek

En medio de un bosque de tilos, la de Hronsek es una de las iglesias articuladas de Eslovaquia declaradas Patrimonio de la Humanidad  quizá por ser la única de estilo tradicional escandinavo. Tiene capacidad para 1.100 personas  aunque sólo en los días señalados, como bodas o en celebraciones como  Navidad , consigue reunir a 350. Al frente de esta iglesia, construida en un solo año-de 1725 a 1726-  exclusivamente de madera de roble y pino local y sin  un solo clavo, se encuentra una pastora evangelista que cuida de la edificación, da misa semanalmente al medio centenar de asistentes , atiende en casa a los enfermos y toca el antiguo órgano del siglo XVIII.

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También la encargada de colocar en el bastidor las 6 pinturas de 1770 que rotan de ubicación en el altar, en función de las festividades religiosas. Otra de las peculiaridades de esta edificación es que el campanario está a varios metros de la iglesia y no sobre ésta.

Consejos: Comprueben el horario de visitas y pidan a la pastora, que vive al lado, que les venda miel de acacia o girasol que produce su marido. Hronsek está a unos 200 km de Bratislava y, aunque se puede ir en autobús, el viaje es demasiado largo por lo que es aconsejable alquilar un coche.

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Desde Torre del reloj se ven  los Bajos Tatras  y la  actividad de la arteria principal salpicada de numerosos cafés y tiendas. Es el lugar perfecto para ser  testigo muso de bodas en la iglesia y edificio consistorial colindantes y para observar la plaza principal, la  Slovak National Uprising Square, custodiada por edificios de las más importantes familias, escenario de ferias y actuaciones diversas en verano.

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Tanques, aviones, piezas de artillería y vagones de tren conforman un museo al aire libre, a dos pasos del memorial del levantamiento eslovaco, en un edificio simbólicamente dividido en dos y unido por un puente.

Dónde dormir: Hotel Lux, correcto. Situado en un parque cerca del memorial del levantamiento.

Dónde comer: Plzen Restaurant, en el centro y con amplia terraza en el exterior. Raciones abundantes. Restaurant Basta, en un edificio de 3 alturas que forma parte de la fortificación de la ciudad. Cocina refinada y buena presentación.

Spania Dolina

Las naves de Colón fueron hechas con madera eslovaca y cuando el descubridor llegó al Nuevo Mundo su barco llevaba cobre de Spania Dolina, una localidad de poco más de 200 habitantes, en la que se creó, en el siglo XIX una escuela de fabricación de encajes, tradición que se mantiene.

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 El reloj astronómico minero, la iglesia fortificada a la que se llega por una escalera techada, el museo, las preciosas casas de piedra y madera a lo largo de serpenteantes caminos que terminan ante los vertederos de las minas desde donde se inician rutas de senderismo son los imprescindibles en esta etapa.

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Kremnica

Sede de la casa de moneda, fundada en 1328 y que sigue acuñando los euros de Eslovaquia, entre otras monedas que pueden observarse en el Museo de monedas y medallas. La extracción de oro está paralizada desde hace años en  Kremnica, una de las mayores ciudades mineras; sin embargo, las minas de oro  pueden visitarse siendo una de las experiencias más recomendables.

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Famosa por el festival anual del humor y de los gags, Kremnica es popular entre los esquiadores que disfrutan de 65 km de pistas para practicar  ski de fondo o alpino, por un precio de 20 euros el forfait.

Imposible abstraer  la mirada del inmenso pilar barroco en la  plaza Štefánikovo, no lejos de la iglesia de santa Catalina con un maravilloso órgano de cuyo sonido disfruta los asistentes de todo el mundo que acude al festival que cada año se celebra en el Castillo.

Dónde dormir: Hotel Golfer, algo distante del centro dispone de restaurante a cargo de un chef francés.

Dónde comer: Restaurante Silvanus, especialistas en caza por lo que se recomienda probar sus platos de venado o jabalí.

Banská Štiavnica

Donde hoy se ven románticas calles y es considerada patrimonio de la Humanidad, hace 10 millones de años  era un volcán cuya erupción dejo a la vista oro y plata que  no hace tanto sirvieron para construir Viena y Budapest. Las minas, que han cesado en su actividad, han dejado dejaron huellas físicas en la ciudad y hoy usa a modo de piscina los embalses construidos en el siglo XVIII.

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 Calles medievales empedradas que, al igual que muchos de los bellos edificios que las bordean, han sido escenario de rodajes. Convive la historia con la modernidad en tiendas, cervecerías y cafés, bellísimamente decorados.

Un romanticismo contagioso cuando se visita el Banco del amor, levantado en la que fuera vivienda de Marina, la musa que inspiró al poeta Andrej  Sladkovic el poema de amor más largo del mundo.

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Para que los visitantes puedan dejar su mensaje  se han dispuesto 100.000 pequeñas cajas de seguridad hechas con los versos del poema. No deja indiferente a nadie los 21 metros de largo del  Belén que, mediante 800 figuras de madera, la mitad de ellas móviles, representa la ciudad.

A lo alto de Banska Stiavnica se ven las torres del Calvario, donde se llega tras superar las 24 estaciones. El centro de la ciudad esconde, además de tramos de mina, otros tesoros arquitectónicos como la Plaza de la Santísima Trinidad, con su columna de la peste  el Nuevo y Viejo Castillo,

Dónde comer: Restaurant Na Kopci, excelente cocina de calidad con preciosas vistas sobre la ciudad. Absolutamente recomendable.

Cómo llegar: Ryanair mantiene dos  vuelos  semanales directos a Bratislava, , desde Madrid y Girona.

Más información: www.eslovaquiaturismo.es

                                 www.ryanair.com/es

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